miércoles, mayo 24, 2006

Otras bohemias

Bruno Marcos
Vivía en un estudio de unos ochenta metros cuadrados rodeado por sus horrendos cuadros que fusionaban en un colorista sincretismo psicodelia y esquizofrenia. Contestaba compulsivamente y convulsivamente a toda pregunta como si, en su mente, confluyeran ideas a borbotones ingobernables. A la pregunta de si estaban aquellas obras a la venta decía que sí, que si querían comprarle esta o aquella pintura él estaba encantado y que si deseaban, más tarde, pagarle el doble de lo convenido él más encantado todavía, pero que todo, este y aquel cuadro, todo eran una filfa, que después de mil años todo eso sería nada, que a él lo que le interesaba era salvar su alma, y que a él le habían hecho mucho daño Picasso y Dalí, porque Dalí decía que era divino y, claro, ahora a él no le creía nadie.

11 Comments:

Anonymous Anónimo said...

un limón medio limón...?

mayo 24, 2006 10:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido

mayo 24, 2006 7:51 p. m.  
Blogger . said...

¡Qué extraño! El personaje de mi novela "Lo más profundo es la piel" transmutado de Silvia Salcedo a Silvia Calcedo omitiendo mi originaria aliteración de eses e indicando hacia el Carcedo de mi familia materna, aparece como comentarista de mi blog diciendo los últimos versos de mi "Libro de la Enumeraciones". Digo como decía ese gran callado -como yo-, Pérez Galdós, que sólo abría el pico para decir: ¡Cuánto misterio!

mayo 25, 2006 12:09 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

en el mucho hablar no faltará pecado.Juan de la cruz

mayo 25, 2006 1:08 p. m.  

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