Otras bohemias
Bruno Marcos
Vivía en un estudio de unos ochenta metros cuadrados rodeado por sus horrendos cuadros que fusionaban en un colorista sincretismo psicodelia y esquizofrenia. Contestaba compulsivamente y convulsivamente a toda pregunta como si, en su mente, confluyeran ideas a borbotones ingobernables. A la pregunta de si estaban aquellas obras a la venta decía que sí, que si querían comprarle esta o aquella pintura él estaba encantado y que si deseaban, más tarde, pagarle el doble de lo convenido él más encantado todavía, pero que todo, este y aquel cuadro, todo eran una filfa, que después de mil años todo eso sería nada, que a él lo que le interesaba era salvar su alma, y que a él le habían hecho mucho daño Picasso y Dalí, porque Dalí decía que era divino y, claro, ahora a él no le creía nadie.
Vivía en un estudio de unos ochenta metros cuadrados rodeado por sus horrendos cuadros que fusionaban en un colorista sincretismo psicodelia y esquizofrenia. Contestaba compulsivamente y convulsivamente a toda pregunta como si, en su mente, confluyeran ideas a borbotones ingobernables. A la pregunta de si estaban aquellas obras a la venta decía que sí, que si querían comprarle esta o aquella pintura él estaba encantado y que si deseaban, más tarde, pagarle el doble de lo convenido él más encantado todavía, pero que todo, este y aquel cuadro, todo eran una filfa, que después de mil años todo eso sería nada, que a él lo que le interesaba era salvar su alma, y que a él le habían hecho mucho daño Picasso y Dalí, porque Dalí decía que era divino y, claro, ahora a él no le creía nadie.
11 Comments:
un limón medio limón...?
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
Nada ha bastado aún para destruirme aunque tengo la sensación de haber sido destruido
¡Qué extraño! El personaje de mi novela "Lo más profundo es la piel" transmutado de Silvia Salcedo a Silvia Calcedo omitiendo mi originaria aliteración de eses e indicando hacia el Carcedo de mi familia materna, aparece como comentarista de mi blog diciendo los últimos versos de mi "Libro de la Enumeraciones". Digo como decía ese gran callado -como yo-, Pérez Galdós, que sólo abría el pico para decir: ¡Cuánto misterio!
en el mucho hablar no faltará pecado.Juan de la cruz
Publicar un comentario
<< Home